La bulimia es un trastorno de la conducta alimentaria caracterizado por repetidos episodios de sobrealimentación o ingesta excesiva de alimentos y una preocupación exagerada por el control del peso. Esto lleva al paciente a tomar unas medidas extremas para contrarrestar el aumento de peso producido por la sobrealimentación. Por lo tanto, se producen episodios de "atracones", en los que de forma compulsiva se ingiere gran cantidad de comida en un corto espacio de tiempo. Estos episodios los sufren a menudo en secreto. Tras los atracones de comida, el paciente se siente a menudo culpable de ello y utiliza una serie de métodos compensatorios inapropiados para evitar la ganancia de peso.
A pesar de ser reconocida ya en la antigua Grecia, tan sólo fue identificada y descrita como una enfermedad con unas características propias en 1979 por el psiquiatra inglés Gerald Russell. Aunque hay evidencias que nuestro querido colega chileno, el Prof. Otto Dorr-Zegers, contribuyó a su descripción al igual que la de la Anorexia Nerviosa.
Se estima que aproximadamente el 1% de la población padece esta enfermedad, si bien esta cifra puede resultar una estimación por debajo de la realidad. De hecho, hay estudios que muestran que hasta el 7% de mujeres jóvenes que consultan a su médico de cabecera presentan síntomas de bulimia nerviosa. Es mucho menos frecuente en varones.

Sus manifestaciones.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, los criterios diagnósticos de la bulimia nerviosa son los siguientes:
• Preocupación persistente por la comida junto con un deseo irresistible o una compulsión por la comida.
• Episodios de sobrealimentación en los que se consumen grandes cantidades de comida en períodos cortos de tiempo.
• El paciente intenta contrarrestar la repercusión de los atracones en el peso mediante uno o más de los siguientes medios: ejercicio excesivo, vómitos auto-inducidos tras la ingestión, períodos prolongados de ayuno o consumo de fármacos como laxantes, diuréticos o supresores del apetito.
• Miedo excesivo o morboso a la obesidad. Esto también se observa en la anorexia nerviosa. De hecho, con frecuencia los pacientes bulímicos han tenido episodios previos de anorexia nerviosa. Hay formas intermedias llamadas bulimarexia.
La mayoría de pacientes con bulimia nerviosa tienen un peso dentro de la normalidad, si bien algunos pueden estar por encima o por debajo.

Sus causas.
La causa de la bulimia nerviosa es desconocida, siendo por lo general una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales:
* Factores biológicos
Diversos estudios de investigación han asociado la bulimia nerviosa con alteraciones en diversos neurotransmisores cerebrales (son las sustancias mensajeras que usan las neuronas para comunicarse entre sí) como la noradrenalina, la serotonina o las endorfinas. En este trastorno estaría principalmente involucrada la serotonina.También se ha descrito una vulnerabilidad genética.
* Factores psicológicos
Durante la adolescencia los pacientes con bulimia nerviosa presentan con frecuencia alteraciones de conducta, de modo que pueden presentar otros problemas de impulsividad (como pueden ser problemas con el alcohol u otras drogas) desinhibición sexual, alta irritabilidad o labilidad emocional. Esto relaciona la Bulimia, con la personalidad borderline (o inestable emocional).
A menudo estos pacientes presentan una baja autoestima asociada; de hecho, la bulimia nerviosa tiene otra correlación: aparece con mayor frecuencia en personas con trastornos depresivos.
* Factores sociales
Al igual que ocurre en la anorexia nerviosa, los pacientes con bulimia nerviosa suelen presentar un alto rendimiento escolar. Asimismo, son importantes las presiones sociales y culturales en torno a mantener una figura delgada, si bien, como se ha indicado, la mayoría de pacientes bulímicos mantienen un peso dentro de los límites normales. También cabe mencionar que con frecuencia los pacientes bulímicos perciben a sus padres como negligentes y se sienten rechazados por ellos.

Evolución y pronóstico.
Mientras que algunos casos de bulimia nerviosa son breves, normalmente los síntomas se presentan algunos meses o años antes de que el paciente busque ayuda. Como cabría esperar, aquellos pacientes que son capaces de comprometerse en un tratamiento son los que presentan una mejor evolución. En aproximadamente un tercio de los pacientes se puede producir una cronificación de alguno de los síntomas.
El pronóstico de la bulimia nerviosa va a depender en gran manera de las secuelas. Hay que tener en cuenta que los atracones, pero sobre todo las conductas compensatorias como son el vómito auto-inducido o el abuso de laxantes o diuréticos pueden acarrear graves complicaciones físicas:

*Problemas gastrointestinales

• Daños en la dentadura por los ácidos estomacales
• Engrosamiento de las glándulas salivares
• Esofagitis (inflamación del esófago) y úlceras esofágicas
• Lesiones en el estómago y en el intestino

*Alteraciones cardiovasculares y metabólicas

• Arritmias cardíacas
• Alteraciones en los iones de la sangre
• Edemas (retención de líquido) en las piernas

*Complicaciones urinarias

• Alteraciones renales
• Infecciones urinarias

*Problemas neurológicos y musculares

• Contracturas y parálisis musculares
• Convulsiones epilépticas
• Trastornos endocrinos
• Disminuciones en las hormonas femeninas
• Atrofia de ovarios
• Quistes de ovarios
• Infertilidad

Breve reseña del tratamiento.
El tratamiento debe estar enfocado tanto hacia los síntomas de la bulimia nerviosa como hacia los trastornos físicos y psicológicos asociados. Los tratamientos específicos para la bulimia nerviosa incluyen tanto terapias psicológicas como los tratamientos farmacológicos. Sin embargo, tal como ocurre con la mayoría de trastornos psiquiátricos, es la combinación de ambas estrategias la que logra una mejor respuesta.
Por lo general, el tratamiento de los pacientes con bulimia nerviosa debe realizarse a nivel ambulatorio. El ingreso hospitalario, preferentemente en unidades especializadas está aconsejado tan solo cuando haya habido fracasos repetidos mediante tratamiento ambulatorio y coexistan problemas físicos o psicológicos que hagan necesario un tratamiento más intensivo.
**Tratamientos psicológicos
Diversas intervenciones de tipo psicológico vienen siendo utilizadas en el tratamiento de este tipo de trastorno de la conducta alimentaria:
*La terapia cognitivo conductual: es la modalidad de tratamiento psicológico más frecuentemente utilizada para la bulimia nerviosa. Esta modalidad de tratamiento ha sido elaborada a partir de las terapias cognitivas desarrolladas previamente para la depresión y otras patologías psiquiátricas. Las cuales han sido objeto de sendas notas para “CIUDADANO”.
* Terapia motivacional, intenta mantener un caudal satisfactorio de motivación, para un tratamiento, en caso que deba prolongarse.
* Terapia interpersonal, está centrada en el estilo desadaptativo de relaciones humanas que tienen estos pacientes, particularmente si tienen un trastorno de personalidad asociado.
* Terapia cognitivo analítica: es una modalidad terapéutica de breve duración, generalmente entre 16 y 20 sesiones, que combina elementos de la terapia cognitiva y de las psicoterapias de orientación psicodinámica.
* Terapia racional emotiva, vincula los pensamientos erróneos con las emociones y la conducta.
* Terapia de familia: Este es un elemento fundamental del tratamiento en un importante número de casos.
* Terapia grupal de prevención de recaídas
* Otras terapias de grupo.
Asimismo, los grupos de autoayuda son de utilidad para algunos.

**Tratamientos farmacológicos

** Fármacos antidepresivos: en parte debido a la alta frecuencia con que se observan los síntomas depresivos en pacientes bulímicos, los antidepresivos -bien administrados solos o en combinación con algún tipo de psicoterapia- son los fármacos más utilizados en esta enfermedad. Si bien son múltiples los antidepresivos que han sido empleados, son los inhibidores de la recaptación de serotonina como la fluoxetina, la fluvoxamina, la paroxetina, la sertralina o el citalopram los que han mostrado mayor eficacia.
** Antagonistas opiáceos: la naltrexona es un antagonista opiáceo que es utilizado habitualmente para el tratamiento de la adicción a la heroína y al alcohol que también ha mostrado cierta eficacia en el tratamiento de la bulimia nerviosa. Hacen falta, aún, estudios conclusivos.
** Otros fármacos: como el litio, el acamprosato o la gabapentina pueden ser útiles en determinados subgrupos de pacientes.

Lo que más llama a atención es la apetencia desmesurada, llevada a la acción por comidas (en algunos casos prevalecen los carbohidratos), sin que el paciente pueda “parar” su conducta. Esto (al igual que alguna similitud con ciertos casos de alcoholismo), me ha llevado a rotularla como un trastorno del control de los impulsos y no un trastorno alimentario.


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